
La mayor planta de
energía eólica de la
Antártida, con capacidad para dar electricidad a 500 casas, fue inaugurada la pasada semana en el continente helado gracias a una iniciativa conjunta de Estados Unidos y Nueva Zelanda.
Sus tres enormes turbinas abastecerán el 11% de la demanda energética de todos los proyectos de investigación científica de ambos países en la costa del Mar de Ross.
La planta reducirá de manera significativa la emisión de gases contaminantes y, al no utilizar combustible fósil, habrá un menor riesgo de potenciales vertidos que dañen el medio ambiente.
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